
Fue un acto sencillo, y a la vez entrañable, en el que el estudiantado celebraba el final de una etapa, no siempre fácil ni justa, y el inicio de otra, llenos de esperanza, y de incertidumbre; y sin embargo, preparados para lo que el futuro pueda depararles. Como les dije en mi discurso, me niego a decir ADIOS, sino HASTA LUEGO, porque siempre estaré para escuchar, orientar y/o ayudar en todo lo que puedan precisar y yo sea capaz de ofrecer. Les vamos a echar de menos, pero siempre les llevaremos en nuestro corazón.
Y enorme agradecimiento por el «detalle» que tuvieron para conmigo. Esas palabras, salidas de sus corazones, no pueden constituir mejor regalo, haciendo que todo el esfuerzo, el suyo, por supuesto, y el mío, haya merecido la pena.
GRACIAS POR SIEMPRE Y GRACIAS POR TODO!!!
